Mucho escuchamos acerca de la “prevención” e  “intervención” cuando se habla sobre el suicidio. Sin embargo, la palabra “posvención” hace referencia a las acciones que se realizan posterior a un suicidio, con el fin de entregar apoyo y acompañamiento al entorno de la persona fallecida. 

Hoy deseamos hablar sobre esta temática con el fin de entregar información necesaria para todos, ya que los estigmas y mitos respecto al suicidio afectan a quienes están intentando procesar esta difícil experiencia y complejiza sus procesos de duelo. 

No hay un protocolo estandarizado para la posvención, sin embargo, un elemento central dentro de esta es hacernos conscientes de las dificultades que atraviesan las personas en duelo por suicidio, con el fin de entregar un trato asertivo y utilizar un lenguaje sensible a sus necesidades. 

También es fundamental mencionar que cada duelo es único y será importante validar las distintas reacciones emocionales que presente cada persona. 

La persona que vive la pérdida de un ser querido por suicidio, además de enfrentarse a un inmenso dolor, puede encontrarse en un estado de shock inicial durante meses y/o experimentar sintomatología post traumática. Puede sentir miedo, vergüenza o culpa por las actitudes sociales frente al suicidio, lo cual dificulta que pida ayuda profesional. 

Además, debe atravesar procesos legales dolorosos y complejos, puede encontrarse con un entorno y/o con profesionales poco capacitados, puede vivir en un constante cuestionamiento de lo que se podría haber hecho en el pasado y debe lidiar con el misterio y las dudas sin resolver que trae consigo este tipo de pérdidas.

Por todo lo anteriormente mencionado, es importante no emitir juicios respecto de la persona que se suicida (debe haberle estado pasando x), ni sobre el suicidio (es de valientes/cobardes), ni hacia los supervivientes, ni hacia sus maneras de transitar por este dolorosa vivencia. 

A la vez, debemos abstenernos de preguntar detalles, de buscar culpables y de silenciar o esconder el suicidio. Debemos cuidar nuestro lenguaje para cuestionarlos ni culpabilizarlos, validar sus reacciones emocionales, aceptar y ser pacientes ante sus formas y tiempos para procesar la situación vivida y mostrarnos abiertos y presentes para hablar de lo sucedido o para ayudar, sin presionar. 

Por último, es importante estar atentos a la posibilidad de que presenten ideación o comportamiento suicida. En este caso, es fundamental saber que se puede encontrar ayuda y consultar con profesionales.

Ps. Consuelo Trujillo

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