testimonios

Consuelo me ayudo a atravesar la trágica muerte de mi hija menor. Pensé que me iba a morir yo también y pensé en morir, estaba en un hoyo del cual pensé no se podía salir, mi cabeza no paraba de dar vueltas y mi cuerpo completo se había paralizado por la culpa.

Luego de las primeras sesiones al fin pude empezar a dormir y descansar bien, luego noté como el dolor en mi pecho y garganta comenzó a aliviarse, mi familia vio un cambio en mi estado de ánimo el cual se había vuelto irritable. Con sus sesiones pude ver un camino por el cual podía avanzar en este duelo y comprender mi dolor, encontrar un nuevo significado en esta vida que en su momento pensé que no tenía razón de vivir.

Con su orientación siempre tan cuidadosa y amable me ayudó a cargar con este dolor inexplicable. Además de ser una excelente profesional, se ha convertido en una persona importante en mi vida a la que siempre agradeceré que haya aparecido en mi camino, mi familia y yo le agradecemos infinitamente. Recomiendo a todos quienes estén en una situación similar a dejarse ayudar y pedir ayuda, es posible salir adelante aun en los dolores más inmensos.

María R.

61 años

Conocí a Gabriela el año 2018, el año más triste de mí vida, en la situación más penosa y que toda mi vida temí. Agosto 2018, falleció mi madre, mí amada madre, una de las personas más importantes en mí vida y a la q más he amado y sigo amando, no tenía buenas experiencias en consultas psicológicas, era muy ajeno a todo lo que era la psicología y esas sesiones, hasta q llegué a su consulta y comenzó su apoyo, su gran apoyo.

Siempre sentí su atención, su compromiso y siempre tratando de entregar herramientas para llevar de mejor manera lo q era para mí, el dolor más grande y desgarrador de la vida. Encontré en ella entendimiento, profesionalismo y una calidad humana que no se encuentra en muchos profesionales de la salud, en ella se puede encontrar confianza, transparencia, una increíble sensación de amor por su trabajo y las ganas de ayudar. De a poco todo se hizo “más llevadero”, la pena seguía, pero había otro enfoque, otra manera de entender. Cada semana de sesión era un alivio, era llegar al lugar que te dejan expresar, que no ven el tiempo de la consulta y te hace sentir que no eres sólo una hora agendada, que eres una persona con un dolor, que necesitas ser escuchado y sobre todo seguir avanzando en la vida.

En resumen, soy un eterno agradecido y a pesar de ese tremendo dolor, había una luz de esperanza, una luz que te enseñaba, que te guiaba y te hacía seguir, eso es para mi Gabriela, luz, paciencia, conocimiento, una excelente profesional, pero más allá de eso una extraordinaria persona.

Luis S.

45 años

Teniendo claro lo que significa la vida, lo que viene después, y lo que significa para mi Dios que es algo muy personal. Hay una cierta aceptación cuando uno piensa en la partida de un ser querido. Sentía que estaba preparado para ese momento.  Sin embargo, al vivirlo de verdad, es diferente. Aunque los principios siguen estando vigentes, el verse enfrentado a la situación en que ya no veré más a esos seres queridos, ha sido algo muy fuerte. Mi Madre se estaba atendiendo con estas terapias porque primero falleció mi Padre. Después también a ella le tocó partir, así que ya sabía de estas terapias. En las sesiones me sentí de muchas maneras. Pude reafirmar mis conceptos de lo que es la vida en las terapias individuales. Además en las Terapias Grupales pude aprender mucho de las otras personas. Aunque muchas veces eran situaciones muy diferentes, el punto en común era la partida de un ser querido. El dolor era el mismo. El poder comprender por lo que estaban pasando otras personas, me hizo comprender también por lo que yo estaba pasando. Eso fue una ayuda trascendental. Las terapias con relación a duelos, es recomendable para cualquier persona, ya que sentí que la atención era muy personalizada. Gabriela capto rápidamente lo que necesitaba oír, lo que necesitaba ordenar, lo que necesitaba sanar, y cuales eran los caminos a seguir.

Héctor D.

65 años

Llegué muy escéptica a la primera consulta y me fui muy contenta porque de inmediato me di cuenta que estaba frente a una excelente profesional, respetuosa, atenta, inteligente, sentí que me podía ayudar a reparar, entender, disolver, perdonar, desenvolver y exponer mis traumas. Primero, con relatos sueltos y luego dibujándolos  en una linea de tiempo, esto fue clave para sentir que: ordenar estos hechos, visualizarlos, conversar los, analizarlos,  para resolver la mayoría de los conflictos que me angustiaban. Fue muy importante también, escuchar su resumen de todo lo tratado en cada sesión, era mi realidad dichas en otras palabras, por otra persona, con mucho amor. Gracias a esto, sentía algo así como “cargar el peso entre dos”. Duró casi dos años mi terapia, por lo tanto se generó una relación muy bella, difícil de describir y que agradezco a diario ya que gracias a Gabriela una profesional con vocación de servicio, estoy reconstruyendo mi vida a los 72 años, saliendo a delante, sin angustias ni temores.

 

Infinitas gracias Gabriela.

Olga V.

72 años

Perdí a mi compañera de vida el año 2017, luego de 4 años batallando contra un cáncer que se llevó a una mujer irremplazable, querida por todos quienes la conocieron. Al perderla quedé solo y con todos sus recuerdos, fueron 64 años juntos, no pudimos tener hijos y yo viviendo lejos de mi familia. La vida perdió sentido, todo lo que construí lo construí con ella y para disfrutar junto a ella, éramos inseparables. Gracias a la Srta. Consuelo, a sus terapias y también a las personas que conocí en el grupo de apoyo y a mi fortaleza en Dios pude salir adelante, poco a poco pude ir recobrando la esperanza y las ganas de seguir viviendo y maravillándome. Ella me acompañó en terapia durante unos 2 años y hoy en día seguimos en contacto, no terminaré de agradecerle su paciencia, gentileza y humanidad. A todos los que no confían y no se atreven a hacer terapia después de perder a personas importantes en sus vidas, les diría que no están solos y que no es necesario hacer este proceso solos. Se pueden acompañar de personas como la Srta. Consuelo quienes les ayudarán a que ese dolor que nos mata por dentro pueda aliviarse y a que podamos volver a vivir.

 

Juan C.

83 años

Llegué con Consuelo después de haberme atendido con otros psicólogos que, además de no hacerme sentir cómoda, me dijeron cosas que dejan bastante que desear. Con poca fe en los psicólogos hice un último intento y llegue a un lugar donde por primera vez no me sentí juzgada y donde sus palabras acertadas me hicieron mucho sentido. En un principio la terapia se enfocó en mi proceso de duelo y aprendí a cómo sobrellevarlo, sin embargo seguí atendiéndome con ella ya que el vínculo de confianza me permitió seguir explorando y sanando en otras áreas de mi vida. Tiene las cualidades que yo necesitaba en un psicólogo, que fuera profesional y a la vez humana y genuina. Ya tuve mi alta pero volvería a tomar sus servicios a ojos cerrados de necesitarlo a futuro, muy agradecida de su trabajo.

 

María M.

29 años

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